Este año regresó Chelsea Grin con un nuevo lanzamiento titulado 'Self-Inflicted', en el que era de suponerse que la banda volviera a la brutalidad a secas después de que Jason Richardson, le diese prioridad a su proyecto 'solista' y que eventual e inevitablemente, dejara la agrupación, incluso por ahí nos dieron indicios de ésto, cuando la banda salió de gira para tocar únicamente y en su totalidad su ya longevo 'Desolation Of Eden'.
Desde la primer pieza e incluso con su título 'Welcome Back', uno se da una idea de más o menos por donde va la cosa, más aún recordando cómo fueron los adelantos, citando a 'Skin Deep' se sintió esa nueva sesación de pesadez que la banda le imprimiría a este nuevo álbum, dejando como su recurso principal, una colección de riffs apretados y encabronados, pero aún manejando esas atmósferas tan poderosas del 'Ashes to Ashes', pues como sea, estoy seguro que el paso de Jason Richardson marcó el sonido de la banda; por obvias razones ya no suena al 'Ashes to Ashes', pero tampoco es idéntico al 'My Damnation' o al 'Desolation Of Eden'.
Aunque aunado a la reciente ascención de la voz de Alex Koehler (que ya no tenía tanta fuerza), la colaboración de Pablo Viveros se convirtió en algo vital en esta nueva placa, imprimiéndole una brutalidad seca y aplastante con su registro vocal que aunque no le llega a los incios del frontman de la banda, no deja nada que desear. Si te quedaste embaucado con el recién abandonado estilo de Chelsea Grin, no todo está perdido, pues 'Four Horsemen', trae mucho de ese feeling que subsistió desde 'Evolve' hasta 'AtA'; siguiendo el orden de la lista nos encontraremos con 'Love Song', un tema con guitarras más melódicas y desesperantemente pegajosas, un elemento que a mi parecer encaja perfecto en esta 'nueva' faceta. 'Scratching and screaming' es otro temazo que maneja un feeling increíble, casi poniendo en segundo plano a la brutalidad, dando una cara diferente de lo que vimos en 'Evolve', pero sin tanta confusión en el intento. 'Strung out' por su parte, es más como un tema de trámite, no me atrevo a decir que sea malo, porque realmente ningún tema de esta obra es desperdicio ni relleno, al menos por separado, ya comparando con sus compañeras, quizás sea éste el tema que menos me llenó, así que si ya escuchaste esta canción y logró cautivarte, ya sea por su sublime solo o sus coros, espera a que todos los demás tracks te tomen como a una mujerzuela.
En otra situación diría que las bandas necesitan evolucionar y cambiar de estilo o morir, pero con Chelsea Grin uno ya tiene garantía de que, pase lo que pase, o hagan lo que hagan, siempre obtendremos un lanzamiento de bueno a terriblemente bueno, ya en capítulos anteriores vimos que aún saliendo de su zona de comfort e incursionando en un estilo mucho más técnico y hasta cierto punto progresivo, pueden hacer algo espeluznante, sin embargo, no le cayó nada mal a la banda volver a sus raíces y seguir haciendo lo que saben hacer, Deathcore bruscote, oscuro y natural, un álbum premeditadamente brutal.
Valoración: 4/5