Esperar 4 años y medio nunca ha sido una tarea fácil, más cuando a un material discográfico se refiere. Impending Doom, una de las bandas más representativas del deathcore vuelve tras un tiempo en el cual la mayoría de fanáticos vivían en una incertidumbre intensa por la poca actividad que los miembros presentaban, además que con la inesperada presentación de un nuevo disco el cual llegó con la sorpresiva presentación del single The Wretched and Godless y de igual forma sumaba a las expectativas buscando una renovación tras Death Will Reign (2013). Fue un material que se veía lejano ya que la agrupación sólo entregaba pequeños updates en sus redes que desalentaban a muchos y daban aliento a otros. Además, este trabajo era un arma de doble filo: O se consolidaban como una de las bandas más importantes en el género, o lastimosamente pasaría como un material sin pena ni gloria que decepcionaría a un colectivo de fanáticos que habían puesto todas sus esperanzas en un álbum que se quedó en promesa...
Lo primero que cabe destacar es el gran performance vocal de Brook y su potencia a la hora de ejecutar sus guturales, los cuales encajan de forma perfecta con la violencia instrumental en los riffs oscuros y la potencia en los blast beats ejecutados por Brandom, el uso de los breakdowns también juega un papel demasiado importante debido a que son constantemente usados como la pieza más importante de inicio a fin, porque no sólo se presenta cómo una secuencia instrumental más, sino que acompañan de manera excelente las líneas vocales convirtiéndose en otras palabras en una "mezcla homogénea".
La agrupación sigue presentando una faceta que mantiene la misma línea de sus trabajos pasados a diferencia de que este busca mostrar toda la brutalidad de lo que ellos denominan "goreship" (adorar a Dios a través de su música gore) y cómo a través de los últimos años buscan dejar conciso toda la experiencia que han obtenido en su larga trayectoria, siendo una de sus producciones más pesadas desde Nailed. Dead. Risen.; Y es que era una obligación para el quinteto americano mostrar algo más fresco que ayudara como excusa tras la ausencia en el último período. Es también un mérito la madurez lírica impregnada en cada una de las canciones, que van desde el orgullo del hombre por encontrar su fe hasta la re-afirmación de la misma mostrándose firmes ante sus convicciones y también firmeza en cuanto al sonido que han mantenido (con cierta evolución en el mismo).
Por otra parte, es necesario entender lo que estaba en juego con el lanzamiento del álbum, más cuando todos los ojos están atentos a lo que uno de los mayores representantes del género harán, cada pequeño detalle, cada imperfección que encuentren críticos y fanáticos quitarían peso a la producción. Pero en su lugar, lograron un material que demuestra experiencia y solidez propia de Impending Doom, todo lo que buscaron plasmar, todo lo que podía fallar (comenzando por sus creencias más en un género de este tipo), fue ejecutado de forma apropiada y sólo demuestran que la ausencia es necesaria para mostrar propuestas llenas de calidad.
The Sin and Doom vol. II funciona de forma correcta musicalmente, entrando en el momento exacto donde ya era una necesidad escuchar algo nuevo de estos grandes del deathcore/death metal, algo fresco en lo cual no se perdiera la esencia violenta y potente característica de la agrupación. Probablemente sea uno de los discos metaleros más llamativos e importantes del 2018, ya que además paso a considerarlo una de las mejores producciones por parte de ID gracias a que tiene un concepto bien ejecutado y sólo me dejan esperando cosas más grandes por parte de estas bestias (cómo por ejemplo verlos en Latino américa lo más pronto posible).
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