Heaven Shall Burn llega a su octava entrega con Wanderer, su nuevo material que ha traído meses de planeación y producción. Heaven Shall Burn ha sido durante años ícono del metalcore alemán, teniendo diferentes evoluciones en cuanto a sonidos y técnicas. Podemos recordar de sus últimas entregas la fuerza de Invictus y la versatilidad de Veto, dos álbumes que los ha impulsado dentro del género. Sin embargo, con este disco decidieron volver a sus orígenes. Passage of the Crane es el claro ejemplo, sus riffs melódicos me recuerdan mucho al metalcore de inicios del siglo, mientras que Bring the War Home da remembranza the su álbum Whatever It May Take.
The Loss of Fury abre lento como un prólogo donde resuenan los riffs para darle paso al repertorio de esta presudo-nostálgica entrega. They Shall Not Pass nos regala un intro muy a su estilo con rápidos riffs que dan base a la rapidez de la canción. Downshifter logra compadecer a los que buscaban un sonido más melódico y establece un puente entre ciertos elementos temporales. Quizás a este punto pensarán que el sonido es muy pasivo, y lo es desde cierta perspectiva comparándolo con sus anteriores trabajos, pero tras unas buenas escuchadas se logra atrapar la esencia de su sonido, el cual han pulido año tras año.
Lo más llamativo de esta entrega es la gran cantidad de contribuciones que se dieron por otros artistas para hacer de este álbum algo diferente, desde músicos hasta fotógrafos como Christian Thile. Corpsegrinder, frontman de Cannibal Corpse, hace su aparición en Prey to God, quien destaca con sus vocales profundas. Seguimos con My Heart Is My Compass, un interludio instrumental que a pesar de ser una bella melodía, algo suigéneris, parece un pegote en el disco que ni el final fue bien enlazado con el resto. Me brincaré a Save Me, una rola que incluye a Nick Hippa como invitado en la lira, aportándole el toque enérgico junto a la voz de Marcus. Corium abre esplendorosamente con un intro melódico que se funde con la rudeza de sus sublimes riffs. Extermination Order y A River f Crimson prenden con sus breaks intensos que me regresan a mis tiempo de adolescencia cuando las notas relucían de esta manera en contraste con la desgarradora voz gutural. Y para finalizar tenemos un aporte de Aðalbjörn Tryggvason en esta asombrosa pieza, la incesante melodía junto con las voces crean una gran vibra de The Cry of Mankind, excelente forma de cerrar.
Wanderer es una puerta al pasado, una nostalgia que me lleva a mis años de adolescencia cuando el metalocre empezaba a ganar peso con su extravagante sonido, una senación que emerge en cuanto pones atención a la composición que entregan en cada una de sus rolas. Heaven Shall Burn ofrece de nuevo una crítica social con la fuerza que los caracteriza, expresando de igual forma su sensibilidad en las artes visuales, todo lo que un sólido material debe anhelar. Quizás para muchos, los alemanes dieron un paso atrás, como yo lo veo simplemente se agacharon para tener otra perspectiva de su futuro.
The Loss of Fury abre lento como un prólogo donde resuenan los riffs para darle paso al repertorio de esta presudo-nostálgica entrega. They Shall Not Pass nos regala un intro muy a su estilo con rápidos riffs que dan base a la rapidez de la canción. Downshifter logra compadecer a los que buscaban un sonido más melódico y establece un puente entre ciertos elementos temporales. Quizás a este punto pensarán que el sonido es muy pasivo, y lo es desde cierta perspectiva comparándolo con sus anteriores trabajos, pero tras unas buenas escuchadas se logra atrapar la esencia de su sonido, el cual han pulido año tras año.
Cita del artista:
"Definitivamente soy un fan, especialmente por sus derivadas referencias históricas y sociales en sus líricas[...] Mientras que otras bandas internacionales rutinariamente bajan sus estándares, aún puedes ver HSB el fuego en sus ojos y sentir su entusiasmo y alegría."
-Christian Thiele, fotógrafo del artwork.
"Definitivamente soy un fan, especialmente por sus derivadas referencias históricas y sociales en sus líricas[...] Mientras que otras bandas internacionales rutinariamente bajan sus estándares, aún puedes ver HSB el fuego en sus ojos y sentir su entusiasmo y alegría."
-Christian Thiele, fotógrafo del artwork.
Lo más llamativo de esta entrega es la gran cantidad de contribuciones que se dieron por otros artistas para hacer de este álbum algo diferente, desde músicos hasta fotógrafos como Christian Thile. Corpsegrinder, frontman de Cannibal Corpse, hace su aparición en Prey to God, quien destaca con sus vocales profundas. Seguimos con My Heart Is My Compass, un interludio instrumental que a pesar de ser una bella melodía, algo suigéneris, parece un pegote en el disco que ni el final fue bien enlazado con el resto. Me brincaré a Save Me, una rola que incluye a Nick Hippa como invitado en la lira, aportándole el toque enérgico junto a la voz de Marcus. Corium abre esplendorosamente con un intro melódico que se funde con la rudeza de sus sublimes riffs. Extermination Order y A River f Crimson prenden con sus breaks intensos que me regresan a mis tiempo de adolescencia cuando las notas relucían de esta manera en contraste con la desgarradora voz gutural. Y para finalizar tenemos un aporte de Aðalbjörn Tryggvason en esta asombrosa pieza, la incesante melodía junto con las voces crean una gran vibra de The Cry of Mankind, excelente forma de cerrar.
Wanderer es una puerta al pasado, una nostalgia que me lleva a mis años de adolescencia cuando el metalocre empezaba a ganar peso con su extravagante sonido, una senación que emerge en cuanto pones atención a la composición que entregan en cada una de sus rolas. Heaven Shall Burn ofrece de nuevo una crítica social con la fuerza que los caracteriza, expresando de igual forma su sensibilidad en las artes visuales, todo lo que un sólido material debe anhelar. Quizás para muchos, los alemanes dieron un paso atrás, como yo lo veo simplemente se agacharon para tener otra perspectiva de su futuro.
Suenan a:
Una puerta del tiempo al buen metalcore de inicios del siglo.
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Valoración: 4.5/5
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